La Maldición del Templo de Huehuetéotl

«Ya nos lo advirtieron. Nunca debimos entrar en aquel lugar, pero el eminente (y testarudo) doctor Chester Copperpot hizo caso omiso a las recomendaciones. Había que entrar en el templo, coger la estatuilla del dios del fuego y salir de alli corriendo. Dicho así, parecía muy sencillo, pero nada que ver con la realidad. Cuando dimos con la efigie, ésta se encontraba sobre un pedestal, en medio de lo que parecía una enorme sala. De la deidad azteca parecía brotar una encandiladora luz propia. Estaba claro, había que ir a por ella… pero en cuanto nos encontramos justo en frente, el suelo se abrió a nuestros pies y todo el equipo y el dios del fuego cayeron en un inmenso pozo de lava. Yo sobreviví para contarlo. El dios del fuego, el dios viejo, el dios Huehueteótl había regresado de nuevo a su lugar de origen.»
Lienzo tipo 3D, realizado con líquidos de revelado y papel fotográfico. La zona central está realizada con pintura fluorescente, tintas de colores y cola blanca.