El Atlas de las Estrellas (también conocido como el Manto de las Estrellas) es una
especie de malla formada por 992 anillos metálicos de diversos tamaños y distribuidos de manera decreciente en forma de espiral, el conjunto de los cuales abarca una superficie de aproximadamente 38 cms de alto por 34’5 cms de ancho.
Originalmente dispuesto dentro de un templo,oculto bajo una enorme piedra, el atlas fue probablemente trasladado durante la época paleocristiana o la Edad Media y finalmente escondido bajo tierra en un fuerte cerca de la localidad de Qsar Farafra, cerca del Valle Nuevo. Allí fue hallado en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante la campaña francesa en Egipto. Las tropas británicas derrotaron a las francesas en Egipto en 1801 y el extraño artilugio acabó en posesión inglesa bajo la Capitulación de Alejandría. Transportado a Londres, lleva siendo objeto de estudio desde 1802 y expuesto al público (solo dos veces al año) desde 2012 en el Museo Británico, donde es la pieza más visitada.
Debido a que fue el primer artilugio del que aún hoy en día se desconoce su funcionamiento, el Atlas de las Estrellas despertó el interés público por su complejidad y su sofisticada ingeniería, inusual, por no decir imp
osible, para la época, y más aún considerando los materiales de que está hecho. El primer descubrimiento de su posible finalidad apareció en 1803, pero no fue hasta 1822 cuando Jean-François Champollion anunció en París la inequívoca correspondencia de aquellos anillos con las constelaciones, mucho antes de que los lingüistas fueran capaces de determinar con seguridad la también correspondencia de los anillos con otras inscripciones y textos del antiguo Egipto. Los principales avances de la decodificación fueron el reconocimiento de que el manto ofrece tres versiones del mismo mapa estelar (1799), que esas descodificaciones son reversibles (1802), que las combinaciones, por infinitas que sean, siguen una secuencia lógica (Thomas Young en 1814) y que, además de ser usado para leer el cielo, las anillas y sus múltiples combinaciones también fueron usadas para predecir el tiempo y la duración casi exacta de cada una de las estaciones, así como predicciones de lluvia, viento, etc (Champollion entre 1822 y 1824).
Más tarde se descubrieron algunas piezas más del cinturón, ruedas dentadas m
inúsculas realizadas con tulio (metal que se utiliza para los aparatos de rayos láser o de rayos X, pudiendo ser utilizado uno de sus isótopos como fuente de energía), las cuales formarían parte de un sistema más complejo y que uniría la parte central (formada por once ruedas dentadas) con la exterior, que consta de tres, una de las cuales tiene un diámetro mayor que el resto. Se desconoce por completo qué tipo de artilugio se debería de construir para poner en funcionamiento el misterioso mecanismo, pero sobre todo, qué secretos revelaría. Numerosos eruditos de renombre no dudan en dejar caer la posibilidad de que el atlas no haya sido obra de los egipcios, sino de seres extraterrestres que confeccionaron un mapa para viajar por las estrellas, lo cual no sería del todo disparatado, dado el material con el que está hecho y la complejidad del mecanismo.
Desde su hallazgo el atlas ha sido objeto de rivalidades nacionales, incluida su transferencia de manos francesas a británicas durante las guerras napoleónicas, una larga disputa sobre el valor relativo de las contribuciones de Young y Champollion a su desciframiento y, desde 2003, demandas para el retorno del atlas a Egipto.
El Atlas de las Estrellas es mencionado como «un cinturón de metal muy frío incluso expuesto al pleno sol del mediodía, de minúsculas piezas en su mayoría y encontrado en Qasr Farafra, cerca del Valle Nuevo,» en un catálogo moderno de los objetos descubiertos por la expedición francesa a Egipto. En algún momento después de su llegada a Londres se descubrió que las anillas estaban hechas de un metal desconocido para la época (actualmente se sabe que se trata de gadolinio, un metal que se utiliza para, por ejemplo, hacer cd’s y tiene también aplicaciones en los reactores nucleares. Su magnetismo, similar al del neodimio, le confiere propiedades para la refrigeración magnética industrial), y no solo eso, sino que además de magnéticas son reposicionables y reversibles.
Sobra decir que hasta la fecha se trata del objeto más misterioso encontrado por la humanidad y cuyo funcionamiento dista mucho de ser descubierto a corto plazo.
El Atlas de las Estrellas se resiste a desvelar sus secretos… puede que sea lo mejor.
Licencia: Todos los derechos reservados
Año de creación: 2014
Estado: VENDIDA
Tipo de obra: Pintura / collage
Medidas (en cms)
Altura: 50
Anchura: 45
Profundidad: 3
Soporte: Lienzo 3D