Ya no quedan buenos días, solo días

Hoy es el cumpleaños de nuestro padre, de «Pater». También es el día del Padre. Hay una tristeza en el aire, en las palabras, en todo, que se puede cortar con el fino hilo que la Moira Átropos decidió sesgar ese 26 de octubre.

Ya no cogen la moto, su Harley. Está guardada en mi garaje.

Nuestra Santa madre, «Mater», lee los libros en una tablet. Le pesan mucho los de toda la vida, los que tanto a ella como a ti os abstraían de esta mierda de mundo que nos ha tocado vivir.

Todo no es diferente, es peor. Y por mucho que mejore, siempre seguirá siendo peor que cuando estabas con nosotros.

Aunque no todo es malo. Al final me fui de ese sitio de mierda en ese pueblo de mierda, te hice caso, y me fui a un ático maravillo en este pueblo asqueroso para estar más cerca de las chicas. Aunque duré un mes, pues la vida te lleva por sus caminos insondables y te da giros inesperados. Volvemos a vivir todos en la misma casa…

Como todos los días, me cuerdo de ti, en innumerables momentos. Un abrazo de esos chillaos.